Maternaje del recién nacido

Maternaje del recién nacido

¿Cómo logra una mamá reconocer las necesidades de su bebé recién nacido? – Hablaremos de las funciones maternales ligadas al instinto maternal y al maternaje.

Preparación de un espacio

Durante los meses de gestación no sólo se prepara el espacio físico en donde habitará el bebé, su habitación, su cuna, sino también es la propia mamá la que va adecuando un espacio mental en ella para que el bebé pueda habitarJunto a las mantitas y ropita que protegen y sujetan al bebé recién nacido, estará el sostén físico y emocional que la mamá le brinde, gracias a su capacidad de maternaje.

Maternaje

El maternaje se compone de la atención, disponibilidad, amor, brazos, empatía, generosidad, paciencia, comprensión, leche materna, cuerpo, mirada y sostén recibidos desde el nacimiento y durante toda nuestra infancia. Maternaje que dejará sus huellas y que moldeará los posteriores vínculos amorosos.

Instinto maternal

A la capacidad de la madre – o quién cumple la función – de interpretar las necesidades básicas y primarias de su bebé, se lo ha considerado de distintas maneras. Se lo ha tomado como un instinto dotado por la naturaleza a toda mujer para el buen saber hacer en el cuidado y protección de los hijos. Un instinto que tendría una relevancia fundamental para la supervivencia y desarrollo de los niños desde tiempos muy remotos.

Hoy sabemos que una mamá no cuenta con esta capacidad por el mero hecho de ser mujer, ni es meramente instintiva como en el mundo animal para la conservación de la especie, sino que hace alusión a una capacidad materna que surge en el encuentro íntimo entre la mamá y su bebé recién nacido. Una conexión, comprensión y entrega particular de la mamá para ese bebé que llega único y distinto a cualquier otro.

Preocupación maternal primaria

Donald Winnicott, un reconocido pediatra y psicoanalista denominó a esta etapa de preparación mental característica en las mamás en la última etapa de la gestación y durante el puerperio como “preocupación maternal primaria”. Durante este período la madre cuenta con una capacidad excepcional de identificarse con su bebé, de pensar en él, imaginar sus necesidades y adelantarse a ellas y para ello recurre a su propias experiencias como bebé. De este modo la madre busca dotar de cierta continuidad – nunca del todo posible- el paso de la vida intrauterina a la extrauterina.

No se trata de una capacidad aprendida ni un instinto maternal, sino de una dedicación y atención consciente e inconsciente a las necesidades de su bebé. Para poder interpretar las necesidades emocionales y físicas del bebé recién nacido la mamá deberá «pensar en él y por él» (Mariela Michelena)

Dependencia y maternaje

«El bebé no existe sin su mamá» dirá Winnicott, ya que sólo existe inmerso en una relación con su madre. El grado de desvalimiento del recién nacido es tal, que sin un otro no podría sobrevivir. Por eso, la mamá tendrá que hacerse cargo -por un largo tiempo- de sus necesidades y deseos.

Será ella, quién a través de su capacidad de maternaje, podrá servir de filtro protector al recién nacido – que experimenta los estímulos externos e internos por primera vez-. Irá poco a poco dosificando los ruidos preparando un espacio adecuado para el bebé. Buscará reducir la sensación de inmensidad del espacio acogiéndolo en sus brazos. Le ofrecerá su pecho, en tiempo oportuno, para calmar su hambre y estimulará sus sensaciones corporales a través del baño. Lo acunará para conciliar el sueño y responderá a sus necesidades, hasta las que le resulten más complejas de entender.

El estado mental de la madre, su grado de madurez, su capacidad de tolerar el dolor, de contemplar, de pensar, esperar, y tener su propio espacio interno continente, serán aspectos claves para desarrollar su maternaje.

La lengua materna

maternaje

La mamá tendrá que recoger todas las emociones que el bebé le transmite, hasta las más angustiosas y desconcertantes, que tiempo después podrá irle devolviendo al bebé de un modo más asumible y digerible, de éste modo va constituyendo las bases de la comunicación humana. Se dice que la madre lo cubre de lenguaje. Lo baña en él. Acción que implica una discriminación entre las necesidades propias de la madre y las necesidades de su bebé y una mirada humanizadora del bebé como una persona en desarrollo con deseos propios. 

Estas primeras vivencias relacionales del bebé con su mamá le permitirán ir integrándose afectivamente. Gracias a la capacidad materna para reconocer y leer sus estados emocionales internos, podrá el niño establecer las raíces intersubjetivas de la comunicación humana. Por eso, ninguna lengua más se aprenderá como se aprende la lengua materna.

Madres suficientemente buenas

Maternaje del recién nacido

Toda función materna es en cierta medida fallida, es decir, es humanamente imperfecta. No hay recetas infalibles que garanticen que en todas las ocasiones lo que lee o interpreta la mamá de las señales que le emite su bebé sean correctas. Por eso, Winnicott hablaba de «madres suficientemente buenas». Es decir madres corrientes, en conexión con su hijo, que va aprendiendo de su propia experiencia de la maternidad, sin estar pendiente punto por punto de libros especializados. Una buena madre es aquella que es confiable y previsible, a pesar de las inevitables fallas de su tarea. La «falla materna» sólo indica el especial ritmo de una mujer para encarnar tareas, que sólo idealmente pueden ser pensadas como perfectas.

La madre suficientemente buena es la madre que falla de un modo confiable. Que lleva la tarea de maternaje de su bebé partiendo de un gesto instantáneo. Para desarrollar su tarea cuenta con un importante respaldo de la tradición cultural del medio en que vive, pero esto no debe anular nunca su propio criterio e iniciativa.

El reconocimiento del otro

El buen cuidado materno de la al bebé el estado de confianza necesario para tolerar -sin hundirse- en un estado insoportable de zozobra sus fallas. Fallas que son rupturas de la continuidad existencial. Las fallas se hacen entonces pensables para el bebé al abrir una estructura temporal que ordena con sentido las experiencias (mamá tarda, pero ya vendrá…).

Cada vez que la mamá falla, se recorta como algo diferente al bebé, un no-yo y fuerza al bebé a tener que pensarla como algo distinto. Esa falla abre la percepción de ese algo como una madre. Fundando los cimientos de lo que será el reconocimiento como sujeto en su camino hacia la autonomía. Aquí el bebé irá conquistando su propia experiencia de existencia, ya no ligada en su totalidad a su mamá. Pasará de su dependencia absoluta a una dependencia relativa, donde la capacidad de maternaje deberá realizar diversos ajustes que acompañen al bebé en su reconocimiento y autonomía.

Ilustraciones: Smalinsky, E; Ripesi, D y Merle, E. (2010) Winnicott para principiantes. Ed. Era Naciente. Buenos Aires.

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