Niños, regalos y Navidad: ¿Cómo enseñarles su valor?

Regalos Niños Navidad

¿El exceso de regalos en estas fechas perjudica la actitud de los niños y jóvenes frente al valor que le dan a los mismos? ¿Pierden la noción de lo que realmente importa o cuesta?

Los excesos nunca son buenos. Lo abundante en demasía no permite reconocer lo singular, esto se puede aplicar a muchas situaciones de la vida pero en el caso de los niños que están desarrollándose puede aparejar algunas dificultades no sólo en la posibilidad de dar valor a las cosas, sino también en poder cultivar y cuidar sus deseos e ilusiones.

Los regalos pueden acompañar o pueden aplastar los deseos de los niños, es decir cuando los regalos se adelantan a la espera e ilusión, cuando llegan todos juntos no dan lugar a que el deseo se vaya constituyendo. Y el deseo es lo que nos mueve en la vida, es nuestra energía, son nuestras ilusiones con la que contamos en la espera, en los esfuerzos, nos permite tolerar la incompletud humana y disfrutar de cada logro. Pero, para poder desear, hay que poder aceptar que no se puede todo, ni todo es como quisiéramos, ni lo tenemos todo. Así es la vida y esto se aprende desde la infancia poco a poco de manera gradual.

La idea de un Papá Noel o unos Reyes Magos que puedan traer de todo retrotrae a una fantasía infantil de un padre todo poderoso, cuando en la vida somos lo mejor buenos padres que podemos ser. Por eso, regalar en exceso suele tener por detrás también una dificultad de padres cansados, estresados, que se sienten culpables de no poder dedicar el tiempo que quisieran con sus hijos, intentos siempre fallidos de reemplazar el tiempo conjunto entre padres e hijos a tiempo con objetos modernos, llamativos, de moda, caros que nos ofrecen unos modelos de completud y satisfacción irreal.

En vísperas a una fecha tan singular en lo que a regalos se trata es un buen momento para recapitular y preguntarse: ¿Qué tiempo compartimos con nuestros hijos, de qué nos hablan, los conocemos realmente, sabemos lo que les preocupa, lo que sienten, sus dudas o les dejamos que busquen respuestas como pueden? ¿Cómo ven el mundo que les rodea y cómo se sienten en él? ¿Con herramientas o desvalidos? ¿Con ganas de emprender el desarrollo a la vida adulta y sus desafíos? ¿Con la confianza de poder ser ayudados por su padres? Encontrar el punto entre acompañarlos sin sobre protegerlos, darles sin ahogar su deseo, acompañarlos a aceptar las limitaciones con responsabilidad adulta, es un gran reto en la función parental.

Les transmitimos más a nuestros hijos lo que somos que lo que hacemos, por eso llenarlos de juguetes nunca llega a saciar una demanda o una necesidad que va más allá de los objetos que se trata de una demanda de amor, de cuidado, de atención, de tiempo juntos. Una vez sentadas las bases de encuentro e intercambio casi que cualquier objeto que permita seguir en conexión unos con otros, establecer lazos serán regalos acertados, en detrimento de aquellos que aíslan, automatizan, disminuyen las posibilidades de conversar, compartir e interactuar entre padres e hijos y con sus iguales y/o hermanos.

En la realidad, ¿Cuáles son los regalos a los que dan más valor?

Un regalo es un precioso detalle, una demostración de cariño, de dedicar tiempo en escogerlo, de conocer los gustos e intereses de los niños. Hay regalos que dan juego y otros que no. Hay regalos que aíslan y otros que unen. Hay presentes que fomentan el compartir y otros que se vuelven entretenimiento para que el niño no moleste. Hay regalos que enseñan que fomentan la creatividad hay otros que parecen más bien atrofiarla. Cuanto más permitan al niño ser sujeto activo en su juego más le aportan para su desarrollo.

El mejor regalo y el más duradero es pasar tiempo con nuestros hijos, sus efectos le acompañarán el resto de su vida. Ser escuchado, atendido, respetado en su singularidad son los regalos más valiosos, para niños de 0 a 99 años. Hay mil modos en los que convertir el tiempo juntos en encuentros fructíferos, sólo hace falta dar rienda suelta a la imaginación. Apretar el freno de las actividades diarias y entregarse a jugar.

Tips o pautas que nos ayuden a regalar a nuestros hijos estas Navidades

Objetos o juguetes que den juego. Que den rienda suelta a la fantasía, a la imaginación.
  • Cuanto menos automatizados mejor. Qué fomenten la actividad mental, cognitiva, física.
  • Adecuados a los deseos de los niños, a sus afinidades y habilidades. Da igual que sea un instrumentos musical, una pelota o un muñeco. De poco sirve regalar la bicicleta si luego pasará el año en el trastero, como tampoco servirá el violín nuevo para asistir a las clases a las que el niño va por obligación.
  • Cantidad de juguetes. Si recibe una lista desmedida de juguetes en las cartas a los Reyes Magos, que en mayor o menor medida cualquier niño puede hacer en su intento de conservar la fantasía omnipotente infantil de tenerlo todo. Converse con él, evalúen prioridades, imaginen juntos situaciones en los que podrían usarlos (que tendrán que ser realistas y habrá que intentar cumplir), qué podrían hacer con ellos, a qué podrían jugar. Es decir preparar el terreno para poder apreciar el regalo que llegué.
  • Los regalos tecnológicos. Tablets, ordenadores, videoconsolas, móviles. Con respecto a los regalos tecnológicos que decir, nos encantan a adultos y a niños y no tienen por que ser el demonio, siempre no perdiendo de vista que los que no pueden reemplazarse son los padres.

Artículo publicado en la 98 Revista de la Mutua de Abogados de España.

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