¿Puede durar el amor? El amor en las parejas actuales

Terapia de pareja en Tenerife. Psicólogo de parejas. Psicología ¿Qué pasa con el amor en las parejas actuales?, ¿Es inequívocamente efímero?, ¿Está condenado a no perdurar?, ¿Tiene irremediablemente fecha de caducidad?, ¿Cómo nos vinculamos con los otros?

«Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro…»
Mario Benedetti

Hasta que la muerte nos separe

En las generaciones que nos precedieron las parejas muchas veces se concertaban por razones que nada o poco tenían que ver con los sentimientos. Eran uniones matrimoniales de mutua conveniencia, en donde los cónyuges aprendían a vivir juntos y a quererse de distintos modos, a veces hasta la muerte. Las parejas que perduraban por moralismos no son las que me interesan en este artículo, sino el amor que se profesan aquellas parejas que a pesar de las desavenencias de la vida siguen eligiéndose día tras días, año tras año, década tras década. ¿Que sucede hoy con el amor?, ¿En qué han contribuido las libertades conseguidas?, ¿Y la tecnología?, ¿Cómo nos vinculamos con los otros?

Hablaré de tendencias por lo que no necesariamente incluye a todas las personas, ni todas las relaciones. Pero, sí me parece que hay algo en estos tiempos de tendencia al aislamiento y ruptura con el semejante que de alguna manera propicia vínculos banales y en los casos más extremos inexistentes, en lo que tiene que ver con el reconocimiento del otro como alteridad y no como objeto de mi pertenencia.

Por ello me planteo… ¿Cómo puede durar el amor en estos tiempos? Mi intención es compartir interrogantes y transmitir impresiones que permitan cuidar los vínculos con los que contamos y favorecer en los jóvenes los lazos sólidos hacia un otro, que son continuidad de sus primeros vínculos de amor con sus padres.

El amor en los tiempos de la tecnología

Hoy en día los modos de conocer y establecer una pareja han cambiado mucho, contamos con más libertades y nuevas tecnologías que posibilitan diversos modos de encuentro sociales y sexuales. Disponemos de más posibilidades que nunca para comunicarnos con una mayor cantidad de personas de manera inmediata. Pero, ¿Nos comunicamos mejor que en otras épocas?, ¿Tenemos relaciones más satisfactorias?,  ¿Sufrimos menos por amor?

Con respecto a la tecnología me parece que el aporte o la limitación en la forma de vincularnos vendrá dada por el uso o el provecho que cada persona puede hacer de los medios y libertades con los que hoy nos manejamos. La tecnología en sí misma no nos aísla o nos acerca, somos nosotros como personas los que nos relacionamos o evitamos y hacemos uso de lo que esta a nuestro alrededor.

Los vínculos en las parejas de hoy en día

El sociólogo polaco Zygmunt Bauman nos ha mostrado como los vínculos humanos se han vuelto frágiles, por la falta de solidez y calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreos y con menor compromiso. Vínculos que se diluyen y escapan, que no permanecen, ni perduran. En esta época en qué las cosas duran lo que un suspiro, que todo debe renovarse, actualizarse, con ritmo vertiginoso, las relaciones parecen formar parte más de un mercado de consumo de usar y tirar, que de remiendos y zurcidos. ¿Puede perdurar el amor en este contexto?, ¿Pueden establecerse aun vínculos sólidos?

Parejas que buscan fortalecer sus vínculos amorosos

A pesar de esta realidad -en lo que a vínculos amorosos se refiere- sigo recibiendo y escuchando en mi consulta muchas parejas que establecen lazos duraderos, qué buscan modos de acompañarse y ser cómplices en la vida ante la adversidad. No se trata de parejas mágicas ni que cuenten con recetas milagrosas, sino de parejas que se implican con su cónyuge que saben que la vida en pareja requiere dedicación, tiempo, paciencia, esperas, aceptaciones mutuas y esfuerzo.

También sigo encontrándome con jóvenes que imaginan un futuro en compañía, que cuidan bien de sus amigos y cultivan su deseo de aprender y descubrir un mundo con oportunidades. Jóvenes que no dejan de ver la realidad social, laboral actual pero que llevan dentro el convencimiento de encontrar tiempos mejores y desarrollarse como individuos formando parte de una comunidad. Deseosos del arte, la música, el teatro, la danza, la literatura junto a las herramientas valiosísimas que la tecnología oferta. Formas de crear y descubrir el mundo que hoy nos posibilitan tener acceso a cosas inimaginables en otros tiempos.

«El amor después del amor, tal vez
se parezca a este rayo de sol…//
Nadie puede y nadie debe
vivir sin amor…»
El amor después del amor.
♥Fito Paéz

Del enamoramiento al encuentro

Volvamos al amor. Todo sentimiento amoroso se desarrolla y madura con el paso del tiempo. No amamos de la misma manera a los 20 que a los 60 años. En el inicio de una relación aparece con intensidad la necesidad de estar juntos, la pasión de cada encuentro. En esta etapa juega un gran papel la idealización del otro. El enamorado ve en su amado toda la plenitud, imagina la complementariedad perfecta del encuentro en la pareja. Es tiempo de proyectos juntos. Es una idealización normal, necesaria y bonita, si queda ahí. Me refiero a que en una etapa posterior tiene que venir irremediablemente una etapa de desilusión, de conocimiento del otro menos idealizado y más humano que puede dar lugar a un amor verdadero.

Se trata de un encuentro entre personas fantásticas en algunos aspectos, no tanto en otros y en algunos bastante limitados. Así es la realidad, la propia y la ajena y poder aceptar y realizar los ajustes que contemplen las particularidades de cada miembro de la pareja permitirá consolidar la relación o de lo contrario finalizarla.

Poder aceptar al otro lleva a mirar con una nueva realidad, tal vez más ajustada y menos infantil. Así cambia la manera de amarse, además de los cambios que cada miembro de la pareja atraviesa, envejecer, cambios físicos, nuevas destrezas, cambios mentales y emocionales por las experiencias vividas. Pérdidas, nacimientos de hijos, nietos, mudanzas, cambios de trabajo, enfermedades, vendrán a exigir nuevos ajustes que no cesarán durante toda la vida.

¿Eternamente enamorados o prohibido enamorarse?

En los tiempos actuales marcados por el ¡Todo y ya! vemos muchas parejas que duran lo que dura el enamoramiento y cuando llega la hora del reconocimiento del otro, saltan de pareja en pareja como un plan de renovación de la vivencia tan plena y gratificante que el enamorado experimenta. «Vivencia» por que de eso se trata, de un tiempo acotado de la vida. Parejas que a la primer desavenencia le sigue una ruptura, amores narcisistas, amores superficiales, amores irreales que están avocados a no perdurar.

Hombres o mujeres que buscan un amor que todo lo calme y al a vez no quieren o no pueden comprometerse, entregarse luchando contra sí mismos en un intento de no enamorarse. Pero amar y sufrir van pegados, sufrimos porque amamos y amamos porque sufrimos. La necesidad de amar y de ser amados surge desde el momento en que llegamos al mundo.

Vuelvo a insistir se trata de una tendencia y no un único modo de relacionarse actualmente. Muchas son las parejas que llegan a mi despacho de psicología para cuidar su relación, para establecerlas de un modo diferente a experiencias que han tenido previas, para poder aceptarse mejor a sí mismo y al otro con sus limitaciones y capacidades.

La trascendencia en la pareja

Una vez pasado el enamoramiento inicial y la posterior aceptación del otro entramos en la etapa de consolidación de la pareja. ¿Qué aspectos contribuye para que las parejas perduren y se consoliden?

La durabilidad de los vínculos, hoy al igual que ayer, viene dada por: La posibilidad de establecer lazos, de vincularnos o no con otros. De la capacidad de bien quererse a uno mismo y de contar con una confianza en las posibilidades del futuro. De la capacidad de espera y creencia en la permanencia de los lazos. Vendrá acompañada de la posibilidad de pensar, no sólo de actuar, de reflexionar, de intercambiar impresiones, de escucharse mutuamente en al pareja contribuyendo a favorecer la subjetividad de los cónyuges y que es esencial transmitir a las nuevas generaciones. Las terapias de pareja empiezan por ahí, por construir un lugar de encuentro sin prisas, con regularidad para dedicarse a reencontrarse en la pareja, a escucharse, a pensar juntos.

Las parejas que perduran consiguen establecer vínculos fecundos y duraderos. ¿Cómo? Sabiendo adaptarse a los tiempos y sacándole el máximo provecho sin empobrecer la manera de relacionarse. Hombres y mujeres que renuevan su decisión eligiéndose cada mañana. No existen claves perfectas para el amor, ni recetas infalibles, el amor siempre tendrá ese misterio que hechiza época tras época a los poetas.

Factores que permiten a una pareja mantenerse unida

Que una pareja funcione o no depende de muchos factores, algunos inconscientes pero también del conocimiento sobre lo que supone una dinámica conyugal y del modo en que cada miembro de la pareja maneja la relación. Hay parejas destructivas, que se humillan, que se faltan el respeto constantemente donde es mejor cortar de raíz. Pero, hay otras que nacen desde el respeto y la generosidad, que buscan crecer y fortalecerse ante los imprevistos de la vida. Ofreciéndose la posibilidad de evolución de cada miembro de la pareja sabiendo preservar la estabilidad del amor.

Parejas que saben ser generosos recíprocamente entre los cónyuges y saben renunciar a un goce desmedido. Aprenden de sus diferencias, asumen las propias fallas y las del otro pudiendo mantener a salvo los grandes tesoros de la relación. Parejas que cultivan su pasión, que disfrutan de la intimidad de su sexualidad, que se acompañan, se amoldan recíprocamente a las necesidades de distintas etapas de la vida. Son cómplices, se enriquecen y se acompañan sin agobiar.

La vida de a dos requiere cuidado, paciencia, observación, necesita tiempo para consolidarse y crecer, desarrollarse, la urgencia no va con la pareja. La impulsividad no entiende de amor duradero. Hay vínculos que germinan y florecen en la siguiente primavera y otros que mueren ahogados en el primer riego.

Las crisis son inherentes a la vida en pareja, para superarlas el objetivo no es evitarlas, sino aprender a atravesarlas y conseguir volver a la calma reconfortados y fortalecidos.

¿Bailamos?

«Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana…
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel…»
Noches de boda.  19 días y 500 noches.
♥ J. Sabina 1999.

David Nasio, un reconocido Psicoanalista nos dice: “…El arte de una pareja sólida es acompañar al otro en sus imprevisibles variaciones, tal como el bailarín que ajusta su paso al paso inesperado de su pareja para guardar el ritmo común.”

Me parece una metáfora preciosa de lo que requiere la adaptación y el cambio en la pareja. A veces tocará bailar tangos melancólicos enrevesados, otras veces alegres sambas, una picaresca buleria, un coordinado y decidido claqué o una salsa ni muy juntos ni muy sueltos. A veces es nuestra pareja quién marca el ritmo, otras veces nosotros improvisamos y el otro debe estar atento para poder seguir el paso.

Las miradas nos ayudan a entendernos, cada gesto y movimiento nos va marcando el camino. Las horas de ensayo compartido y el conocimiento del otro nos ayudan en esto de guardar el ritmo común, pero la pasión por el baile y el disfrute de los bailadores es de cada cual. En el baile jugamos a encontrarnos y darnos nuestro espacio como en un rockabilly. Hay días que bailamos sueltos y otros muy cerquita un vals de enamorados. ¡Que así sea, que mientras podamos andar, lo hagamos bailando!

Bibliografía de referencia:
Z, Bauman «Amor Líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos». (2005) Fondo de cultura económica. Madrid.
D, Nasio «Un psicoanalista en el Diván» Ed. Paidos. (2001) Barcelona.

 

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